Soy vecino de la Plaza de Toros y paso todos los días muy temprano cerca del Cortijo de Los Góngora, esa antigua casa solariega, hoy abandonada, de ventanas y puertas tapiadas, que en otro tiempo debió estar en el campo y que hoy, alcanzada por el crecimiento de la ciudad hacia el norte, queda subiendo la Rambla de Belén a la derecha, casi al final. Por allí voy camino del barrio de Los Ángeles y, cuando tengo tiempo, me gusta adentrarme en la zona más verde de La Molineta y recorrer sus veredas. Habida cuenta de que en esa zona está prevista la construcción de 5.500 viviendas, naves industriales y distintos equipamientos urbanos, comprenderán ustedes que me considere afectado por el Plan General de Ordenación Urbana que pretende aprobar el actual alcalde, del Partido Popular, igual que el resto de almerienses enamorados de este paraje que de forma natural nos ha sido concedido.
Como sé que hay mucha gente que ha escuchado hablar de La Molineta y que, sin embargo, no la conoce, he querido presentar mi programa electoral para conseguir una Almería verde allí y, abusando de la buena voluntad de los periodistas almerienses, entre un grupo de candidatos y candidatas, los llevamos a desayunar a aquella zona. Lamentablemente no pudimos adentrarnos demasiado porque la situación no lo permitía, pero sí que tuvieron ocasión de comprobar con qué facilidad La Molineta podría convertirse en un gran parque para los ciudadanos de Almería y los de su área metropolitana, pues lo más difícil –hacer crecer los árboles y los arbustos- ya está hecho. El parque no sólo contiene la esencia de esa Almería verde que un día llevó a las familias acaudaladas a pasar sus veranos allí, sino que conserva importantes restos de construcciones hidráulicas que dan testimonio de nuestro patrimonio histórico-cultural.
No se entiende cómo, habiendo espacios aún por urbanizar y disponiendo la ciudad de una enorme bolsa de viviendas vacías, tanto nuevas como por rehabilitar, la derecha atenta contra una de las pocas zonas verdes naturales de que disponemos. Los ciudadanos y ciudadanas de Almería quieren una Almería sostenible, incluso aquéllos que no tienen muy clara la idea de sostenibilidad, pues se trata de crear más jardines y parques, de tener calles y playas limpias, de mejorar los servicios públicos de transporte de manera que resulte más cómodo ir en autobús que coger el coche, de hacer una ciudad donde lo más importante sean las personas, no el ladrillo.
Pero los ciudadanos tienen que saber la verdad: Almería nunca será una ciudad verde mientras gobierne la derecha.
Porque no es sólo La Molineta. Hay que poner a funcionar al cien por cien la planta de reciclado de basuras. Si los ciudadanos hacemos el esfuerzo de separar los residuos en nuestros hogares, el Ayuntamiento tiene que cumplir su parte reciclando nuestra basura. Hay que fomentar la recogida selectiva de residuos para facilitar su reciclado, instalando un mayor número de contenedores selectivos y puntos limpios. Hay que crear una red de corredores verdes entre barrios, de manera que la ciudad realmente esté cohesionada y que lo haga a través de redes de comunicación limpias por las que circule la vida, no la contaminación. De la misma manera hay que establecer lo que nosotros denominamos “corredores escolares”, zonas libres de tráfico para que los niños puedan ir seguros caminando al colegio y donde, por las tardes, puedan jugar. Se trata de una experiencia que ya se está aplicando en otros países europeos y que está contribuyendo a hacer las ciudades más habitables. Pero también hay que poner en marcha un Plan de Optimización Energética que permita a los ciudadanos contribuir a la lucha que se libra en todo el planeta contra el cambio climático y las energías contaminantes, y, al mismo tiempo, ahorrar en la factura de la luz.
Pero esta lucha por la sostenibilidad comienza y termina ahí, en el paraje de La Molineta, porque conservar nuestras zonas verdes es el primer requisito para ayudar al planeta. Ojalá pronto podamos celebrarlo con una “merendica” en lo que será el futuro gran Parque de La Molineta.
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